The Imaginarium of Doctor Parnassus

Es comprensible que Terry Gilliam tenga detractores. Sus obsesiones -estéticas y temáticas- y su gusto por el fantástico desbocado le hacen crear obras caóticas y excesivas, descompensadas en ocasiones y exigentes con el espectador. Estos rasgos también le confieren una personalidad única y atractiva para aquel dispuesto a dejarse llevar. Con su habitual estilo recargado y gusto por lo andrajoso, …Parnassus es una obra muy representativa. Y bella. Múltiples lecturas despuntan en un argumento disperso que logra cohesionarse a base de sense of wonder hipnótico: desde la huida de la realidad -aunque la realidad sea aceptar la ficción-, hasta la posición del cine de Gilliam en el mercado. Como historia moral que es, se fundamenta sobre la elección, sobre la tentación y la apuesta. Así, presenta un juego de dualidades que permite pivotar los discursos: El diablo y el santo; la pocha realidad urbana y la fantasía barroca -definidas por el cambio de efecto artesanal a digital-; la vida itinerante y la seguridad hogareña; el joven inocente y el hombre misterioso. El bien o el mal. Basándome en la premisa de la obra, por la cual las historias forjan el mundo, no creo despectivo decir que, pese a putadas ajenas, Gilliam ha sabido crear un buen cuento. Y destrozar a Tim Burton.

Publicado originalmente en microcritic.wordpress.com el 12/11/2009

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