Halloween 2

En la cultura del remake que nos invade, los listos recrean. Y en esas reescrituras el mito se vuelve denso, barroco -toda generación intelectualiza el ocio con que creció-. Así, por ejemplo, Braid aparece como un Super Mario existencialista, y H2 como un slasher de tesis. Zombie continua con su propuesta hiperbólica de manera mucho más personal –con su habitual y fabuloso freakshow– y alejada de los homenajes al original que aparecían en la primera parte. Carpenter creó a Myers como el digno mal elemental, puro, y a Loomis como un obsesionado Van Helsing moderno; Laurie era la victima. Zombie reafirma el componente de maldición de sangre entre Michael y Laurie –mera excusa argumental en la original- y centra su historia en ella, ella es la hermana del asesino y en el universo de Zombie el mal no se personaliza, se propaga: el mal somos todos; especialmente Loomis –rueda del engranaje capitalista-, especialmente Laurie –victima de su condición genética-, especialmente quien se acerca al mal de los otros. El mal es un virus. Y Michael Myers sólo es un infectado. El mayor asesino de nuestra civilización es un producto social, carne de psicoanalista lamentable y patético; a eso es a lo máximo que podemos aspirar, es terrorífico.

Publicado originalmente en microcritic.wordpress.com el 09/06/2010

Halloween

Para cuando Rob Zombie se embarca en el remake de la obra maestra de Carpenter, acaba de demostrar -con Los renegados del diablo- que es con creces un valor en alza para el género. Aun así, tal empresa suscita terribles dudas, la más obvia, su precedente. Pero da la puta casualidad de que Zombie quizá sea la persona mas indicada para el remake: en primer lugar, su estilo formal es la antítesis de la economía visual de Carpenter, lo que permite que Zombie se maneje en el punto exacto entre homenaje y autoría; en segundo lugar, se la suda el fandom; en tercero, Zombie es consciente de que está jugando con un mito, y lo reformula. La deconstrucción freudiana a la que es sometida Myers –y en consecuencia, todo el concepto de slasher- fundamentada en la desestructuración del núcleo familiar y plasmada en dos mediometrajes especulares –uno por hermano-, propone algo muy distinto al postulado de Carpenter, y resulta tan pocho como aterrador en su concepto del mal como consecuencia social. Aunque ligeramente hipertrófica y con falta de personalidad en el entorno, ver a Zombie intentar jugar con la profundidad de campo como solía hacerlo Carpenter es lo más bonito que le ha pasado al género en años.

 

Publicado originalmente en microcritic.wordpress.com el 09/06/2010

Serial Mom

En los 90 surgió una tendencia, dentro de un género de terror que agonizaba, empeñada en deconstruir a golpe de brocha gruesa y cobardía mainstream a sus antecesores fílmicos. Si hay una película que sobrevolase por encima de toda la masa mediocre de obras que intentaron reinventar la ironía, es ésta. John Waters firma un guión hilarante que pervierte tanto los cánones de varios géneros como los de la América de Norman Rockwell, y lo dirige con un pulso e imaginación desbordantes. En él, Kathleen Turner recrea -magistralmente- a la asesina en serie que una sociedad tan superficial y deshumanizada como la que le rodea se merece. Un entorno amoral arraigado en unas costumbres mecánicas y vacías, donde la verdad pesa menos que la reputación políticamente incorrecta de quien la dice. Así, mientras Waters parodia los roles y mecanismos del slasher, nos muestra también un mundo de sonrisas forzadas y perversiones a puerta cerrada que, cómo no, es un reflejo. Y es que con el tiempo, Waters ha aprendido que para provocar hasta la médula no es necesario que alguien se coma una mierda. Basta con que una maruja incendie a un adolescente pajero.

Publicado originalmente en microcritic.wordpress.com el 29/10/2009

Jason Voorhees es así de entrañable.

Jason es el mal, no debería tener vuelta de hoja, ni explicación ni motivos, su recorrido y evolución a través de las películas de Viernes 13 es tan marciano, pocho y caótico como maravilloso. A medida que ha sido fagocitado por la cultura pop se ha convertido en el mal que queremos que le pase a otro. Y cómo lo deseamos cada vez que empieza la siguiente película. Y de tanto verlo, lo coges cariño, y te dices ¿qué piensa el mal? ¿disfruta, como lo hago yo viéndole?

Y es que Jason es ficción, y eso es lo mejor de todo, ahí esta su potencial. Dada su singularidad, no debería tardar (algún paso ya dió en las maravillosas y parte, Jason X y Freddy contra Jason), en convertirse en la reflexión acerca del poder evocador y reflexivo de la amoralidad, en un simbolo de la irracionalidad, la casualidad y el eclecticismo que caracteriza nuestro tiempo. Pero todo eso sin que deje de matar cada 8 minutos de película claro, a ver si van a confundir subtexto con texto.

Aqui, uno de los mejores momentos del fantastico ochentero:

Pulicado originalmente en galletas.blogia.com el 18/08/2009

Freddy contra Jason y los argonautas.

Jason Voorhees se levanta y da un paseo por el bosque. Le gusta hacerlo descalzo, aunque a veces los campistas dejan restos de botellas y se corta y le jode. Fuma un cigarro, mata un ciervo de un hachazo, se lo come crudo. Recuerda con una sonrisa lo eterno que se hace esperar dentro de un cuarto oscuro sin moverse hasta que alguien aparece, solo en la ocuridad. Horas y tedio y calambres en las piernas y la puta moza no acaba de salir de la ducha, con lo cojonudo que es el escondite que ha elegido esa vez. Intenta enumerar las veces que se ha encontrado en esa situación pero no puede, son demasiadas, se emborronan entre ellas y todas parecen iguales. Más tarde, se sienta a limpiar su viejo machete, esta mellado y algunas manchas de sangre nunca acaban de salir. «Hay dias buenos, tambien» piensa, y mira el amanecer.

Publicado originalmente en galletas.blogia.com el 15/06/2009